Los aerosoles atmosféricos son partículas sólidas suspendidas en la atmósfera. En las últimas semanas, estas partículas han despertado un gran interés en la población por los estudios científicos que algunos investigadores han publicado afirmando que el coronavirus se propaga por aerosoles, principalmente en lugares cerrados. Sin embargo, el interés de la comunidad científica por los aerosoles atmosféricos surgió hace ya muchos años por los diversos efectos que estas partículas pueden causar en la salud humana y en los ecosistemas, así como por el importante papel que desempeñan en el balance radiativo del sistema tierra-atmósfera y en el ciclo hidrológico. Los aerosoles atmosféricos son un factor limitante de la radiación solar que llega a la superficie terrestre, siendo necesario incorporar su influencia para obtener estimaciones precisas de radiación solar. Sin embargo, a pesar de su importancia, aún persisten notables incertidumbres sobre sus efectos climáticos. De manera que, disponer de series largas con datos de aerosol en regiones de interés es esencial para lograr un conocimiento preciso de su impacto sobre la radiación y el clima. Una de estas regiones de interés por su proximidad al desierto del Sahara es el suroeste de la Península Ibérica, donde se encuentra Extremadura y donde se está contribuyendo al estudio de los aerosoles desde 2005.
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